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Os adentraréis por las calles de nuestro pueblo, estrechas, tortuosas, en zigzag, donde podréis descubrir ese pasado morisco que hace que el casco antiguo sea encantador. La villa cerrada, los porches, las bóvedas y silos, los Sequerets, el pozo de nieve, la calle de la Mola, la iglesia … Todo un conjunto patrimonial que seguro que no os dejará indiferentes.

En el antiguo molino haréis una cata de productos locales: embutidos, pastelería, vinos, frutos secos … Todos de gran calidad y, sobre todo, artesanos y 100% naturales.

Para finalizar, haremos un paseo con el laúd ‘El Roget’. El laúd ‘El Roget’ tiene una estética similar a los que, hasta hace unas décadas, navegaban por el río. La navegación se convierte en el hilo conductor que traslada al turista a la época en que los laúdes eran parte del paisaje habitual del río. Disfrutarás del río, escucharás el susurro del agua y admirarás los inmensos bosques de ribera y los abundantes pájaros que en ellos habitan.

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