Calle Sequerets

Con la expulsión de unos 800 moriscos y moriscas por parte de Felipe II de Aragón (III de Castilla) que ocupaban 154 casas, finaliza el periodo morisco en Ascó.
Se trata de una calle en forma de zigzag que los hospitalarios cedieron a la universidad y, ésta, lo convirtió en un secadero de frutos secos como higos y pasas. El nombre en diminutivo de los secaderos quedó como topónimo.

Pozo de Nieve

De la segunda mitad del siglo XVII, el pozo de nieve de Ascó es el único que queda en los alrededores. Ubicado en los cimientos de una casa, está construido con piedra picada y con una bóveda apuntada, de planta circular y en forma de bellota. Las vigas superiores descansan sobre ménsulas a distintas alturas alturas para el amaderado de conservación de la nieve, que se vertía desde una ventana. El propósito era llenarlo de nieve o hielo para su uso durante el resto del año. Durante aquella época el almacenamiento y la distribución de hielo llegó a ser un negocio importante que involucraba una parte significativa de la población rural.

Cal Cavaller

Casa solariega del linaje de los Salvador, con el escudo familiar en la fachada, fue construida a partir del 1632. Aquí finalizaba el Ascó amurallado, la “Vila Closa”.
Bertomeu Blas Salvador construyó esta casa para convertirla en su residencia señorial al ser investido por el rey Felipe III de Castilla caballero con derecho a escudo. Está situada en la plaza del mismo nombre.

Ca Estisora

La calle Mayor es estrecha, tortuosa, como todas las calles antiguas del pueblo, con esquinas estratégicas, de defensa fácil contra todo invasor. Ca Estisora centra la calle y te obliga a hacer un cuatro perfecto.

Una pequeña torre de vigilancia defensiva, con aspilleras de cantería y un agujero redondo en la pared que se supone que correspondía a una puerta que cerraba la calle, era la torre de vigilancia de la Morería.

La Batalla del Ebro

La Batalla del Ebro representó el enfrentamiento de las mejores unidades militares de dos grandes ejércitos: el ejército popular de la República y el ejército franquista enviado al Ebro para repeler la ofensiva republicana.

El recorrido de los Espacios de la Batalla de l’Ebre incluye una serie de rutas por espacios históricos y centros de interpretación distribuidos por las comarcas de la Terra Alta y la Ribera d’Ebre, que fueron los principales escenarios de los 115 días de combates que convirtieron el Ebro en la batalla más dura, sangrienta y decisiva de tota la guerra.

En Ascó se pueden visitar dos lugares que forman parte de los Espacios de la Batalla de l’Ebre: el Búnker dels Reguers y el Campamento del XV Cuerpo del Ejército.

Campamento del XV Cuerpo del Ejército

En el año 2005 se descubrió en la vertiente norte de la sierra de la Fatarella un inmenso campamento republicano construido en el año 1938; eran los restos del campamento del XV Cuerpo del Ejército del Ebro, comandado por el teniente coronel Manuel Tagüeña.

El campamento, construido con piedra y distribuido en cuatro terrazas en diferentes niveles de la vertiente de la montaña, constituía un auténtico pueblo, donde entre julio y noviembre de 1938, se calcula que fueron 5.000 los soldados republicanos que vivieron allí durante los 115 días que duró la Batalla del Ebro. El campamento cuenta también con refugios excavados en la roca para proteger a los soldados frente a los bombardeos de la aviación franquista. El campamento contaba con cámaras resguardadas para los mandos, alguna de las cuales con acceso directo al refugio.

El campamento del XV Cuerpo del Ejército fue un verdadero punto organizativo, que servía de lugar de instrucción y de entrenamiento, de distribución de avituallamiento y munición y también de asistencia y evacuación de heridos.

Su ubicación en un lugar escondido y bien defendido, con un gran dominio visual sobre el río, servía para mantener un contacto contínuo con la retaguardia republicana. Posteriormente, el personal se desplazó al refugio antiaéreo de Flix, construido por la necesidad de crear estructuras defensivas para proteger a la población civil de los constantes bombardeos de aviación.

Búnker dels Reguers

El búnker dels Reguers es una construcción defensiva que formaba parte del sistema de fortificaciones permanentes llamado “Línea fortificada de la Cabeza de Puente Riba-roja-Flix-Ascó” y que tenía un doble objetivo: controlar la zona cercana al río para impedir un posible ataque republicano y defender la vía del ferrocarril.

Esta línea fortificada fue construida por el ejército franquista a su llegada al río Ebro y quedó bajo su poder hasta la ofensiva del 25 de julio de 1938, cuando los soldados republicanos cruzaron el río y lo ocuparon sin encontrar mucha resistencia. El ataque por sorpresa había sido un éxito.

El búnker quedó en territorio republicano durante la mayor parte de la Batalla del Ebro, pero solo fue durante los últimos días cuando los soldados republicanos se fortificaron en el búnker, para ganar tiempo y permitir la retirada organizada hacia Flix.

Una vez terminada la Batalla del Ebro, los franquistas ocuparon el búnker desde el 15 de noviembre hasta finales de diciembre, cuando empezaron la campaña sobre Cataluña.

Ascó Morisco

La convivencia entre culturas se fue deteriorando hasta que los moriscos fueron expulsados de la Península Ibérica. Se entró en un periodo de decadencia, donde la mayor parte de los tesoros que se habían ido forjando en Ascó estaban en peligro. Se perdió población, bajó la producción agrícola y disminuyó el comercio fluvial.

LOS HOSPITALARIOS

A principios del siglo XIV, al abolirse la Orden del Templo (1312), Ascó se convirtió en una encomienda hospitalaria (división territorial) dependiente de la Castellanía de Amposta. Según el censo del rey Pedro IV de Aragón (el Ceremonioso) hecho en la segunda mitad del siglo XIV, la encomienda hospitalaria de Ascó integraba las siguientes localidades: Berrús, Riba-roja, Ascó, Camposines, la Fatarella, Vilalba, Vinebre y la Torre de l’Espanyol.

El comendador de Ascó tenía su casa en el pueblo (llamada “Casa del Comendador” según Madoz), que todavía se conservaba a mediados del siglo XIX. El comendador tenía a su cargo el gobierno de la población y decidió tomar parte en la guerra contra el rey Juan II. El príncipe de Viana (Carlos de Aragón), fue trasladado desde Aitona al castillo de Ascó y desde allí a Zaragoza. Todo esto pasó durante el periodo de tiempo inmediatamente anterior a la mencionada guerra. Durante ésta, las fuerzas del arzobispo de Zaragoza se apoderaron de Ascó en el año 1466.

LAS UNIVERSIDADES DE DENTRO Y DE FUERA

Hay que decir que hacia el año 1510 la población sarracena era ya totalmente cristiana; se trata de los antiguos moriscos o cristianos nuevos, que se diferenciaban de los cristianos viejos. Se sabe que, hacia el año 1562, había dos universidades en Ascó, la de dentro (cristianos nuevos), que sustituye la aljama, y la de fuera (cristianos viejos). Más tarde pasarán a unirse, formando solo una en 1509. Tanto la universidad de cristianos nuevos o de dentro y la universidad de cristianos viejos o de fuera tenían su propia organización.

Los musulmanes en Ascó oscilaron entre el 56% en el año 1329, el 77.5% en el año 1380, el 80.31% en 1497 y el 82% en el año 1600. Primero sarracenos y luego moriscos, la población musulmana en Ascó fue siempre predominante hasta su expulsión.

LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS Y LA DESAPARICIÓN DE LOS TESOROS

Según cuenta Henri Lapeyre en Geographie de l’Espagne Morisque, Ascó era uno de los pueblos del Ebro catalán que tenía más población morisca. Las consecuencias de la expulsión de los moriscos de Ascó (un 35% de la población) fueron tan funestas que en el año 1615 los consejeros del pueblo escribían: “…permanece hasta el día de hoy el presente pueblo despoblado, y sin universidades, y sus casas van hacia la total ruina y perdición, y los campos y los viñedos y los olivos y moreras desprovistos por falta de gente que los cultive, encaminados también a la misma ruina y perdición y generalmente disminuyendo mucho el rendimiento de la encomienda”.

La desacertada decisión real no sólo trajo miseria y desolación a las fértiles tierras ribereñas, sino que debió de llenar de luto y tristeza los corazones de todos los catalanes que presenciaron la expulsión de personas justas.

ADENTRARSE EN EL PASADO MORISCO DE ASCÓ

Con la consolidación del cristianismo, Ascó recuperó lentamente su actividad económica, social y cultural. Apareció la figura del comendador, la persona que gobernaba el territorio de Ascó y la primera casa señorial con título nobiliario de Ascó, Cal Cavaller. El pueblo quedó dividido en dos: la zona cristiana y la zona morisca, con conexión interna y externa a través de pasajes.

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La Tienda del Señor

Es el lugar donde había las dependencias de la aljama y la mezquita, y donde se cobraban los impuestos.
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Cal Cavaller

Cal Cavaller es una de las mejores obras renacentistas de la Ribera d’Ebre, destaca el escudo nobiliario en la fachada.
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Fusión de estilos

Uno de los edificios más notables de Ascó que destaca por presentar diferentes estilos arquitectónicos.
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Casa del Comanador

Casa del Comendador Zapata, que se encargaba de gobernar el pueblo.

Ascó Templario

LOS TEMPLARIOS EN ASCÓ

En el año 1153 el conde Ramón Berenguer IV dio a los templarios bienes en Ascó. En 1175, el rey Alfonso I empeñó el castillo de Ascó a los templarios y se lo entregó En 1182, aunque se reservó algunos derechos. Finalmente, en el año 1210 el rey Pedro I les dio todos los derechos que tenía en Ascó y Riba-roja. Y los templarios obtuvieron su plena señoría.

EL TESORO DE LA PAZ

Una vez terminada la reconquista militar de la zona entre Lérida y Tortosa, había una numerosa población sarracena arraigada desde antiguo y dedicada esencialmente al cultivo de la tierra. Se supone que las fuerzas cristianas plantearon la expulsión de los sarracenos, pero ante unos efectivos humanos insuficientes para proceder a tal repoblación y para evitar una fuga perjudicial para la economía de las riberas del Segre y del Ebro, Berenguer IV optó por asegurar a los sarracenos su permanencia, otorgándoles una protección directa y garantizándoles el mantenimiento de su lengua, su cultura, su religión y la organización político-jurídica.

Los musulmanes de Ascó continuaron viviendo en la morería, cerrada por murallas, mientras que la población cristiana llegada recientemente construía sus casas extramuros, quedando de esta forma segregada la zona morisca de la cristiana.

EL TESORO DEL TEMPLO EN ASCÓ

Las imágenes en diez grandes viñetas que se conservan en la pared de la prisión del castillo de Chinon, en el valle francés del río Loira, fotografiadas y analizadas por Pros, permiten documentar que alrededor de la Encomienda de Ascó, en el año 1306, fue enterrado el tesoro del Templo, salvado en Chipre en dos naves que, pasando por la Turtusa de Siria, llegaron a la Tortosa catalana, desde donde y durante 14 años (de 1292 a 1306), fueron subiendo en llaüts los preciados cofres misteriosos.

ADENTRARSE EN EL PASADO TEMPLARIO DE ASCÓ

Con la llegada de los templarios, el pueblo de Ascó se transforma y crece. Los recién llegados cristianos construyen sus casas extramuros mientras, poco a poco, se construye una zona cristiana anexa a la sarracena, que formará una nueva “vila closa” (parte del pueblo protegida por murallas). Los Templarios convierten el castillo sarraceno en una fortaleza defensiva y religiosa, se construye la iglesia cristiana y en el río la actividad comercial no cesa. Ascó, juntamente con Tortosa, controla el comercio fluvial y terrestre en el Ebro.

Ascó Sarraceno

LOS ORÍGENES

En el siglo VIII los visigodos ocupaban el conjunto de la Península Ibérica en un único reino, con su capital en Toledo. Aprovecharon la organización y las instituciones romanas y adoptaron muchas de sus costumbres y tradiciones. En Ascó, es probable que se instalaran en lo alto de la explanada del castillo, aprovechando el poblado ibero-romano que se había desarrollado allí.

Fue hacia el año 714 (cuando una buena parte de la Península ya estaba ocupada por los sarracenos) cuando los musulmanes, comandados por los caudillos Musa y Tàric, bajaron por el valle del Ebro, pasando por Zaragoza, Huesca, Lérida, Tarragona y hasta la Ribera d’Ebre y Tortosa. A partir de ese momento, el pueblo se conoce con el nombre de Hisn – Adkun, topónimo que ha derivado en el actual Ascó.

En Ascó y en toda la Ribera d’Ebre persiste el dicho popular “que viene el moro Mussa” para dar miedo a los niños.
En la comarca del Priorat es tradición explicar que los moros atravesaron el río Ebro por el paso de Ascó o Pas de l’Ase.

ASCÓ, UN CENTRO COMERCIAL AGRARIO Y MILITAR EN EL EBRO CATALAN

Durante la época musulmana, Ascó se convierte en un gran centro comercial agrario y militar en el Ebro catalán, gracias a su posición estratégica. El pueblo de Ascó gobernaba un extenso territorio y disponía de un castillo, una mezquita, una aljama, unos baños árabes, un hospital, un fosar, un mercado, varios silos, un molino de aceite, un espacio para hacer carreras de caballos, una colomera, un paso de barca y un molino fluvial de harina.

El pueblo estaba presidido por el castillo y una muralla constituida por las fachadas que daban al exterior de la población. Las murallas estaban conectadas por pasajes, algunos defendidos por torres de defensa. La actividad alrededor del pueblo era muy activa: había llaüts (embarcaciones tradicionales típicas del Ebro catalán) que navegaban por el Ebro, trajinantes esperando atravesar por el paso de barca, agricultores trabajando en el campo o alfareros en la orilla del río. Los musulmanes desarrollaron la construcción de las embarcaciones fluviales, perfeccionaron el transporte fluvial con los llaüts y el paso de barca y también desarrollaron el sistema de regadío.

EL DISTRITO RURAL DE ASCÓ

El castillo de Ascó, que dependía del valiato de Siurana conformaba un distrito rural muy extenso que llegaba hasta Margalef, situado en la vertiente norte del Montsant. El hisn (castillo) de Ascó (Adkún), encabezaba un pequeño distrito rural (juz’, iqlím) formado por diferentes alquerías subordinadas: Vinebre (Ibn Àbir), la Torre de l’Espanyol (Turris d’Alboçalaz), la Palma d’Ebre, la Bisbal de Falset, Cabacés y Margalef. Las alquerías de la Bisbal (Mon Sacer) y Margalef (marg Haläf) estaban gobernadas por un representante del caudillo de Ascó que residía enAmilkarbesir – Avincabasser, el actual pueblo de Cabacés. El distrito rural de Ascó estaba subordinado al valiato (y más tarde taifa) de Siurana, dentro de una circunscripción todavía mejor capitaneada por la ciudad-territorio de Tortosa. Las fortificaciones de Miravet, Móra d’Ebre, Garcia, Ascó y Flix tenían comunicación visual directa entre ellas y posiblemente también con el valiato de Siurana, a través del distrito de Ascó.

ADENTRARSE EN EL PASADO SARRACENO DE ASCÓ

Pasear por Ascó es viajar al pasado morisco gracias a la fisonomía de su casco antiguo que todavía conserva el trazado urbano andalusí. La morería de Ascó destaca por su tamaño y representatividad arquitectónica. La oscuridad de las calles, las casas que se estrechan con la altura, las callejuelas estrechas y empinadas, las casas de tapia y pasajes que sorprenden al visitante en cada rincón y lo hacen viajar en el tiempo.

El castillo de Ascó

La torre, recientemente reformada, es una visita obligatoria que, además, proporciona una vista panorámica privilegiada del río y del municipio. El castillo de Ascó, ubicado en el punto más alto del pueblo, fue una de las principales plazas andalusíes del Ebro catalán. Con el hisn (castillo) se controlaban las tierras que subían hasta el Montsant (y el pueblo de Margalef). Durante la ocupación musulmana, Ascó era un pueblo activo, lleno de trajinantes, comerciantes que navegaban en llaüt por el río y campesinos que trabajaban las tierras fértiles a orillas del río. Con la ocupación cristiana, el castillo no perdió importancia y los templarios decidieron crear allí una encomienda por su posición estratégica, con un excelente control visual de las tierras de los alrededores y del río Ebro. Se cree que, en ese momento, el castillo se amplió y se reforzó.

Del castillo tan solo se conservan algunos restos, de los cuales destaca la garita. Actualmente, el castillo se encuentra en proceso de rehabilitación para conservar los restos y adecuarlo turísticamente. El castillo se puede visitar de forma libre y gratuita.

Cronología

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1182: Cesión a la Orden del Templo
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1312: Disolución de la Orden del Templo
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1318: Donación a la Orden del Hospital
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1640: Fortaleza durante la Guerra de los Segadores

Historia

Durante los siglos de ocupación musulmana, el castillo fue la residencia del valí de Siurana. A partir de la reconquista cristiana llevada a cabo por Ramón Berenguer IV, el castillo quedó en manos de los condados catalanes. Posteriormente, en el año 1182, su hijo Alfonso II de Aragón «el Casto», cedió el castillo y los pueblos de Ascó y Riba-roja a la Orden del Templo. Los templarios ocuparon el castillo hasta su disolución en 1312. El castillo de Ascó también sufrió el asedio, ordenado por el rey Jaime II de Aragón, que en el año 1318 lo dio a la Orden del Hospital.

Esta orden tuvo presencia en Ascó hasta el siglo XIX, aunque el castillo sirvió de fortaleza durante la Guerra de los Segadores (1640) y sufrió una grave destrucción. Más adelante, durante la Guerra de Sucesión y, posteriormente, las Guerras Carlistas, el castillo fue desmantelado.

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